Aalto, un llanero solitario en La Ribera
Llegar a Aalto ya es una aventura. La bodega aparece de pronto entre colinas de viñedo y con ella, la cara sonriente de Javier, nuestro guía. Se me antoja un llanero solitario, una especie de Lucky Luke al que le falta el caballo pero le sobran motivos para presumir de bodega y de entorno.
Con él, recorremos la bodega por dentro y por fuera. El viñedo, la terraza, el estanque, el patio interior sorprendentemente fresco, la nave de elaboración, la de barricas… Aquí todo es armonía y elegancia, paz y sosiego. Love is in the air.
En la sala de barricas, rodeados de una bruma artificial que mantiene la humedad constante, catamos Aalto y Aalto PS de la añada 2015, los dos monovarietales de Tinto fino. Como un fiel reflejo del espíritu de la bodega, nos invade una sensación de equilibrio y de finura. A pesar de estar recién embotellado, Aalto se presenta maduro y redondo, sin aristas y complejo. Aalto PS, elaborado con uva procedente de pagos seleccionados, muestra una mayor complejidad y un nervio aún por domar en botella. Una buena excusa para recatarlo en breve.
Resulta difícil retener la imaginación y no fantasear con las mil posibilidades de eventos que ofrece Bodegas Aalto y su exquisito diseño. Sin duda, es la bodega perfecta para ir con amigos dispuestos a relajarse y a disfrutar de un lujo discreto.