Alexander, todo contrastes
La cara de un cerdo sonriente nos recibe en plena Ribera burgalesa a 900 metros de altitud. Estamos en Alexander vs the Ham Factory y nos disponemos para una visita muy poco habitual. Aquí todo son contrastes. La bodega irradia dinamismo, rebeldía y desenfado; el viñedo invita a la calma y el vino está hecho a conciencia.
Como un enorme cesto entretejido en una aleación de acero, la fachada lateral de la bodega simboliza la unión entre innovación y tradición, y el vínculo de la familia Miguel-Sanz con Casa Rojo, un proyecto nacido en Jumilla que está dando la vuelta al mundo.
En el precioso entorno de Vadocondes, poblado de encinas y plantas aromáticas, Antonio nos guía, a paso ligero y cuesta arriba, hasta el viñedo. Allí están, muy cuidadas y con los líneos más juntos de lo que suele darse en la Ribera, las dos viñas de Alexander. Una en vaso, la de Tinto Fino, y otra en espaldera, la de Cabernet Sauvignon, Malbec y Merlot. Intentan madurar al unísono ya que formarán parte del mismo vino: un potente tinto de la Ribera del Duero, de fruta muy madura, madera muy bien integrada y aterciopelado en boca.
Víctor nos da a catar dos añadas, la del 2015 que está aún en botellero y la del 2016 que ya rueda por el mundo. Y es todo un acierto, sin duda la doma en botella le ha venido bien al vino sin restarle un ápice de su temperamento. Nos gusta, y la historia que está detrás de este curioso nombre, también. Que os la cuente Pablo, que la cuenta con gusto y con gracia.
Alexander vs the Ham Factory, Vadocondes, D.O. Ribera del Duero