Dominio de Cair, visita copa en mano
Cuando la familia Luis Cañas desembarca en la Ribera, lo hace a lo grande. En Dominio de Cair no ha reparado en gastos ni en esfuerzos, todo por la calidad del vino. La selección es una obsesión, desde la uva a la barrica. Y nada de eso es en vano. A todo el que entra en bodega, Noemí le reta a comprobarlo, sonrisa en boca y copa en mano.
A modo de bienvenida, estrenamos nuestra copa con un rosado de Cair, un capricho de la casa, de Tempranillo, Garnacha y Albillo. Un buen preludio de lo que nos espera. Bajamos a la sacristía, junto a donde se cría el vino en barrica y descansa luego en botella. Y catamos de barrica. Toda una clase práctica de robles y de tostados.
A estas alturas, Noemí nos ha hecho sentir casi parte del proyecto. Seguimos el recorrido y catamos, ya de botella, Cair y Tierras de Cair, los dos de madera fina, amplios y de tanino amable.
Podríamos seguir catando, pero el tiempo se va volando. Miramos una última vez el viñedo, y nos prometemos volver un día para pasear entre las viñas, copa en mano.