Pintia, el pasado vacceo del Duero
Para tal fin, tenemos la suerte de contar con Carlos Sanz Mínguez que, además de profesor en el departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid y apasionado arqueólogo, es director del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg. Él y su equipo de investigadores llevan cuatro décadas escudriñando los usos y costumbres de los vacceos a través de las innumerables piezas que han ido sacando a la luz en el extensísimo yacimiento arqueológico de Pintia.
Hablar con Carlos, o mejor, dejarle hablar, garantiza sumergirse de lleno en la vida de unos antepasados remotos que se asentaron en la cuenca del Duero durante la II edad de hierro dejándonos su peculiar impronta. Eran los vacceos un pueblo prerromano de agricultores y de expertos alfareros, que, si bien no conocían la escritura, disfrutaban ya del vino y del comer entre amigos, rodeados de un paisaje muy similar al que ofrecen hoy los yermos páramos castellanos.
Elocuentes vestigios de su vida y de su muerte se han conservado intactos durante siglos en las sepulturas de la necrópolis pintiana de las Ruedas. Este sobrecogedor espacio, salpicado de estelas funerarias, se puede visitar por libre, pero la compañía de un experto resulta imprescindible para entender hasta qué punto, en este lugar, se unen los destinos de vacceos, romanos, visigodos y castellanos.
Volvemos conmovidas y soñadoras, pensando en cuántas historias olvidadas esconderán aún las ruinas enterradas de la ciudad de Pintia. Y en cuanto hay ocasión, brindamos con una buena copa de vino por nuestros antepasados vacceos y por Carlos y su equipo, que tanto se afanan en rescatar su memoria del olvido.
Pintia vaccea, Padilla de Duero, Valladolid